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nueva Alianza Global para Investigación del Arroz

Los esfuerzos de la Alianza Global para Investigación del Arroz (GRiSP, su sigla en inglés), esperan sacar de la pobreza a 150 millones de personas para el año 2035 y prevenir la emisión de gases de efecto invernadero por una cantidad equivalente a más de un mil millones de toneladas de dióxido de carbono. El GRiSP se lanzó en Hanoi durante el III Congreso Internacional del Arroz como una iniciativa del Grupo Consultivo Internacional de Investigación Agrícola (CGIAR, su sigla en inglés), liderada por el Instituto Internacional de Investigación en Arroz (IRRI) y sus socios. Esta nueva iniciativa mundial conducirá a los científicos a emprender el intento más completo jamás visto por comprender la diversidad genética del arroz. Investigación de vanguardia dirigida a descubrir nuevos genes y descifrar sus funciones se incorporarán a acelerar los esfuerzos para romper la barrera de rendimiento y mejorar las nuevas generaciones de arroz “listo para el clima” con tolerancia a las inundaciones y otros rasgos que son esenciales para la adaptación de la producción frente al cambio climático. El GRiSP espera aumentar el suministro lo suficiente para reducir los incrementos previstos en el precio del arroz (un promedio de al menos 6.5% para el 2020 y 13% en 2035). “Teniendo en cuenta que el arroz es un alimento básico para más de la mitad de la población mundial y en la mayoría de los países en desarrollo, no hay duda de que la disponibilidad de arroz es sinónimo de seguridad alimentaria”, dijo Robert Zeigler, director general del IRRI. De acuerdo con Zeigler, GRiSP tiene el potencial para contribuir significativamente a reducir los precios de los alimentos, que según él sacará a cerca de 72 millones de personas de la pobreza para el año 2020. Este efecto se mide contando los costos más bajos como aumento de los ingresos proyectados de 11 mil millones de dólares, lo que reduciría la pobreza mundial en un 5% para el año 2020 y 11% para el 2035. Al mismo tiempo, la investigación del GRiSP reducirá significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la producción de arroz, mediante la adopción de métodos mejorados de riego y evitando la deforestación. Para el año 2035 más de 1.2 millones de hectáreas de bosque, humedales y otros ecosistemas naturales se salvarán debido a que la producción de arroz no tendrá que expandirse a nuevas áreas, gracias a la obtención de rendimientos superiores. El lanzamiento del GRiSP marca el inicio de un período de cinco años y cerca de 600 millones de dólares de esfuerzo. Mientras que el GRiSP se construye sobre la base de las investigaciones existentes, el desarrollo y la financiación, se requiere apoyo financiero adicional para aumentar los fondos anuales para la investigación en arroz de aproximadamente 100 millones de dólares en 2011 a 139 millones en 2015 que le permita, plenamente, alcanzar su potencial. “GRiSP es la maniobra de apertura que permitirá garantizar el suministro mundial de alimento en los próximos 25 años”, dijo Carlos Pérez del Castillo, presidente de la Junta del Consorcio Internacional de Centros de Investigación Agrícola. Este Consorcio se formó recientemente en una importante reorganización del CGIAR, que se encarga de proporcional apoyo financiero para la ejecución de los programas del CGIAR. “En los próximos meses – agregó – el CGIAR pondrá en marcha nuevos programas de investigación de alta calidad que forman parte de una visión integral, con objetivos claros orientados al impacto, para reducir la pobreza y el hambre, mejorar la salud y la nutrición, y mejorar la capacidad de recuperación de los ecosistemas del mundo. Acogemos con beneplácito el apoyo de los donantes del CGIAR para estos nuevos programas”. Esta iniciativa también promoverá transformaciones revolucionarias en agronomía, procesamiento y políticas del arroz. El objetivo general es atender a las necesidades de los agricultores y consumidores, incrementado los rendimientos a través del uso de semillas y prácticas mejoradas de manejo, y reduciendo las pérdidas poscosecha (estimada en un 20-30 por ciento de la producción en países en desarrollo). Como parte de un gran esfuerzo para fortalecer la capacidad nacional de investigación, este programa ofrecerá a cientos de profesionales de países en desarrollo – al menos 30% de ellos son mujeres – la oportunidad de participar en programas de pregrado y cursos de formación. El GRiSP está siendo liderado por el IRRI, AfricaRice y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). También participan dos organizaciones francesas, el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD) y el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), así como el Centro Internacional de Investigación para las Ciencias Agrícolas de Japón (JIRCAS), además de otros asociados en todo el mundo en representación de gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estos socios le dan forma a la agenda del GRiSP y jugarán un papel clave en su ejecución. El GRiSP da un ejemplo de cómo funcionará el CGIAR en el futuro, el cual se espera que otros programas de investigación lo emulen. El GRiSP incorpora las principales recomendaciones del informe presentado en septiembre por el IRRI y la Asia Society titulado Never an Empty Bowl: Sustaining Food Security in Asia, un llamado a realizar nuevos esfuerzos para “aumentar y sostener la productividad de los arroceros”. El informe propone nuevos mecanismos para pagar por este trabajo, incluyendo uno en el que las naciones productoras de arroz puedan realizar investigación sobre la base del valor de la producción nacional. Fuente: IRRI - International Rice Research Institute