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HOJA DE RUTA

Por iniciativa del Viceministro de Agricultura Dr. Ricardo Sánchez López, se decidió convocar a los representantes del gremio de la agroindustria arrocera y al gremio de los productores, para discutir conjuntamente el inmediato futuro de la cadena arrocera en lo que se podría denominar la “Hoja de Ruta”. Hay una coincidencia grande entre los diferentes actores de la cadena, en señalar la variabilidad del área sembrada como la causa de los principales problemas, tanto para los productores como para los industriales. Observando el hectáreaje sembrado durante los últimos 30 años se puede determinar que existen unos ciclos muy marcados, a través del tiempo, que anteriormente duraban 10 ó 12 años y en las últimas décadas, se han venido reduciendo a 7 u 8 años. Estos ciclos se caracterizan por picos muy altos en el área, seguidos de disminuciones marcadas en los siguientes periodos. Al graficar las series de precios y de área sembrada se observa una coincidencia marcada entre el comportamiento de una y otra. A un año de precios muy altos sigue un año de crecimiento en el área, en el próximo año bajan los precios y decrecen las áreas. En el fondo el precio del periodo anterior es el que determina las intenciones de siembra de los agricultores. La gran variabilidad de los precios del sector es la que le imprime a la actividad el factor de incertidumbre, que en el mediano y largo plazo, no deja a los inversionistas hacer grandes emprendimientos, tanto en la adecuación de las fincas como en la modernización de la industria. Uno de los factores que influye para crear mayor inestabilidad en el sector, es la importación registrada o no. La experiencia nos indica que cuando las importaciones no son absolutamente necesarias, cuando llegan a destiempo, y cuando la cosecha está a punto de salir o ya ha comenzado, el derrumbe de los precios es un hecho. Concordamos todos los asistentes a este grupo de discusión en que el primer factor que tenemos que solucionar para aclarar el panorama, es buscar los elementos que nos ayuden a disminuir la variabilidad de los precios y como consecuencia de las áreas sembradas, para que de una vez por todas, podamos fijar reglas claras con respecto al comercio internacional. El ejercicio apenas está comenzando, pero estamos seguros que de llegar a feliz término habremos contribuido todos a despejar el panorama de la actividad arrocera en Colombia.