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Arroceros tienen seis años para mejorar productividad

Seis años de gracia es el plazo que tiene el sector arrocero del país, antes de que comience la desgravación para el cereal. Con adopción de nueva tecnología y adecuación de suelos, se pretende mejorar la competitividad. Días después de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., Rafael Hernández Lozano, gerente General de Fedearroz, fue enfático en afirmar que los arroceros disponen de seis años para mejorar la productividad, o el pacto bilateral podría llevar a la quiebra el sector. Así lo explicó durante una reunión de empresarios, productores y cultivadores que se llevó a cabo en Lérida, con el fin de analizar la actual situación del sector con miras a enfrentar el TLC. Hernández explicó además las implicaciones del tratado para los pequeños productores y cultivadores, y resaltó la importancia de disminuir los costos para incrementar la producción. De la misma manera, destacó la Adopción Masiva de Nueva Tecnología, Amtec, programa bandera de Fedear­roz, con que se busca mejorar la competitividad del sector arrocero a partir de “un manejo agronómico de los procesos de producción”. No son buenas las expectativas Según Rafael Hernández, el arroz, junto con los lácteos y el pollo, es uno de los productos que no cuentan “con buenas expectativas” durante el futuro desarrollo del TLC con Estados Unidos. A pesar de que se desgravará gradualmente y que se otorgó al cereal seis años de gracia, en el que el arancel se sostendrá en su nivel inicial, hay preocupación por parte del gremio debido a la desigual competencia que existe con el país norteamericano. Bajar costos de producción De acuerdo con Hernández, es imprescindible disminuir los costos de producción del arroz en el país, “si se quiere competir con un mercado como el de Estados Unidos”. En la actualidad, producir una tonelada de arroz en Colombia cuesta alrededor de 444 dólares, mientras que en Estados Unidos dicho valor no supera los 265 dólares. Así mismo, los costos de producción del arroz en el país, incluyendo, por ejemplo, valor de arrendamientos y de fertilizantes, entre otros, genera una media nacional que arroja rendimientos con un promedio de 5.30, mientras que el promedio de EE.UU. se ubica en 8.16, de acuerdo con Fedearroz. Dado lo anterior, Hernández instó a los cultivadores y productores a tratar de disminuir los costos de producción, como la menor utilización de agua, de fertilizantes, semillas e insumos, que contribuyan a ese objetivo. “Hay que mejorar lo que tenemos para hacernos más eficientes en cuanto al rendimiento por hectárea”, señaló el Gerente. Cabe señalar que uno de los aspectos que se trataron en la reunión, en referencia al valor de los costos de producción del cereal, fue el de los arriendos de los terrenos, debido a que en Colombia la mayoría de los cultivadores y productores no es dueña de las tierras en que labora. Tecnología Vs. cambio climático De acuerdo con el Ideam, el fenómeno de ‘La Niña’ finalizó, lo que significa que en junio inicia un nuevo ciclo conformado por altas temperaturas y largas sequías, denominado ‘El Niño’. Debido a las altas temperaturas durante el día sobre los campos, los sembrados de arroz se convierten en inmunes a diversas bacterias, que, según los expertos, “se vuelven más agresivas” con el incremento de la temperatura. Hernández dijo, en cuanto a la situación, que a pesar de que el clima no se puede controlar todo “depende del manejo que se haga del cultivo, del campo, desde el punto de vista agronómico”. En referencia a las épocas de sequía como las que se avecinan, expresó que “hay que hacer un manejo aún más estricto en lo referente a adecuación de tierras, al manejo del riego y de la utilización de insumos, para rebajar los costos de producción e incrementar los rendimientos”. En cuanto al desarrollo de tecnología genética, sostuvo que “la parte genética la continúa haciendo la Federación en sus centros de investigación”, y agregó que en la actualidad llevan a cabo ‘cruzamientos’ y desarrollan “variedades híbridas y variedades mutagénicas”. Dichas investigaciones, explicó, son “insumos tecnológicos que se le suministran al Amtec, para que lo trasmitan a los productores” y que es una de las opciones que, se prevé, serían claves para cultivar plantas más fuertes e inmunes a las bacterias. Preocupación Durante el encuentro, varios productores y cultivadores coincidieron en que aún no son claras “las reglas del juego” para ellos, en lo que respecta al TLC con los Estados Unidos. A pesar de la exposición y las ventajas del Amtec, algunos no se mostraron convencidos, e incluso hablaron de una especie de “ambigüedad” a la hora de exponer las cifras de subsidios que otorga Estados Unidos a sus productores, además de la “avanzada” tecnología con que cuentan los extranjeros. Así mismo, pusieron en duda el papel que ha desempeñado el Banco Agrario en materia de préstamos, y hasta manifestaron que existe una gran posibilidad de que muchos de “los pequeños cultivadores del Tolima se quiebren”. Explicando el Amtec De acuerdo con Fedearroz, “el proyecto Amtec es un modelo de transferencia de tecnología basado en la sostenibilidad y la responsabilidad social, que propende por la organización, la competitividad y la rentabilidad del productor, implementando tecnologías en forma integral masiva, para aumentar los rendimientos y reducir los costos de producción en el cultivo del arroz”. En cuanto al cambio climático, Rafael Hernández sostiene que “el Amtec no sólo está diseñado para la ola invernal, sino también para época de sequía”. Cabe resaltar, uno de los objetivos de Amtec es utilizar las tecnologías disponibles de acuerdo a una región específica, como, por ejemplo, zonas de cultivo tan diversas como la Terraza de Ibagué, los llanos orientales o la Mojana, al norte del país. De la misma manera, uno de los puntos de la estrategia de Fedearroz junto con el proyecto Amtec, es la ‘empresarización’ o planificación, la cual consiste en que los cultivadores y productores, adelanten la respectiva contabilidad de lo que producen, para determinar costos y beneficios, además del valor de lo que se invierte. Foto: Archivo