El consumo de arroz contaminado por arsénico afecta a más de 80 millones de personas en el mundo. Especialistas temen que su proliferación pueda llegar a los cultivos del territorio colombiano. El mayor envenenamiento de la historia de la humanidad se registra en el delta del Ganges, en Bangladesh y gran parte de la India, en donde millones de personas han sido afectadas por problemas relacionados con la ingesta de arsénico. El origen de este elemento es natural y proviene de los ríos situados en las montañas del Himalaya, que inundan los cultivos. Este tipo de suelos carecen de óxidos para retener contaminantes y, al llegar a este producto, se provoca el envenenamiento de quien lo consume. El arsénico orgánico se encuentra en alimentos como el pescado y no hace daño porque puede ser excretado rápidamente, aproximadamente en 24 horas. Sin embargo, el inorgánico se encuentra en el arroz y en el agua, y es altamente peligroso, asegura el Dr. Ángel Carbonell, director del Grupo de Investigación en Calidad y Seguridad Alimentaria de la Universidad Miguel Hernández, en Alicante, España. El arsénico se abre camino El problema de la contaminación química por arsénico en alimentos a base de este producto era un problema que hasta hace unos años se limitaba al territorio colindante con el delta del Ganges. Sin embargo, en 2009, la Autoridad Europea de Salud Alimentaria (EFSA) preparó un documento en el que se evidenció el problema para Europa y otras zonas del mundo. Asimismo, se estableció que la niñez es el segmento de población más vulnerable y el más afectado por este envenenamiento, y se identificaron casos de contaminación por arsénico en productos derivados para bebés, como la leche de arroz y las compotas, entre otros. Por otra parte, aunque en Colombia no se han registrado casos de este tipo, existe interés de las autoridades por la presencia de contaminación química en otros territorios, como el sur de EE. UU., México, Chile y Argentina. Para el especialista, este problema podrá internacionalizarse si no se adoptan medidas y si no se explora más sobre el tema, pues, como asegura, no existen compuestos tóxicos, solo la concentración y la cantidad ingerida convierten a un compuesto en tóxico. Por otra parte, se requiere el estudio de la naturaleza del contaminante, su concentración y dosificación en cada caso concreto porque desafortunadamente no hay soluciones generales. ¿Cómo enfrentar esta contaminación? Para el especialista es claro que, durante el procesado y la cocción, se puede disminuir la contaminación por arsénico, pero no se puede eliminar totalmente su presencia. Sin embargo, el correcto lavado y pelado de la piel de los tubérculos y raíces elimina gran parte de los contaminantes químicos. La solución es procesarlo y cocinarlo con elevadas cantidades de agua. Toca ir en contra de la moda, la tendencia es consumir alimentos ecológicos, semiintegrales. Pero, desafortunadamente en el caso del arroz, gran parte del arsénico se acumula en el salvado y en el germen del grano. Por eso, nos vemos obligados a trabajar con el blanco pulido y nunca en el integral, sobre todo para los alimentos infantiles, afirma Carbonell. Finalmente, según el especialista, únicamente se debe autorizar la elaboración de alimentos infantiles de arroz blanco pulido, nunca de arroz integral. Asimismo, los niños menores de tres años y los celíacos (quienes sufren una enfermedad intestinal crónica) pueden estar en un serio riesgo asociado a una excesiva ingesta de arsénico inorgánico.