El calentamiento global ya llegó a Colombia. Tenemos que preguntarnos si hay un fondo económico para enfrentarlo y qué le estamos dejando a nuestros hijos y a las generaciones futuras. Este fue el interrogante formulado por José Javier Toro Calderón investigador del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia, con respecto a los efectos ambientales producidos por el cambio climático en el país, entre los cuales se encuentra el desabastecimiento de agua en seis municipios de Santander y en Santa Marta. Esto, de cara a la difusión del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC), presentado durante la reunión de expertos de todo el planeta en Yokohama (Japón), en el que se concluyó que se ha afectado la disponibilidad del líquido vital, así como la seguridad alimentaria. Para el académico, el país está en un punto álgido y debe llamar la atención del Gobierno y de la ciudadanía en general, ya que los daños ambientales afectan a cada uno de los habitantes de Colombia. Se ha hecho frente al tema desde lo jurídico, académico y cultural, pero no es suficiente porque esto no está en la agenda de los planes de desarrollo, señala el académico. Es necesario preguntarnos cuánto dinero se va a destinar en este tema, si hay una política que pueda resistir la situación que se avecina y si estamos preparados culturalmente para ello, señala. El docente e investigador también afirma que el cambio climático obedece no solo a procesos naturales, también se origina por la mano del hombre, la aceleración del nivel de gases con efecto invernadero y la dependencia de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón. Es tal el grado de la intervención humana en este desastre ambiental que el documento del IPCC muestra que el 95% de la responsabilidad corresponde a los seres humanos. Específicamente en Centro y Suramérica (incluyendo a Colombia), el gran reto a afrontar se enfoca en la falta de agua en tierras semiáridas, inundaciones en algunas zonas urbanas superpobladas y la caída de la producción alimentaria, entre otros aspectos. La sequía existe en los Llanos Orientales, principalmente en Casanare y en Arauca; las alertas de agua potable se encuentran en Santa Marta y en la Zona Caribe en general, incluso, el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina también carece del líquido vital para consumo. Allí se surten del agua lluvia y desalinizar la que viene del mar genera un costo muy alto, manifiesta Toro. La situación de la falta de agua para el consumo humano tiene entre sus factores el cambio climático, el manejo de cuencas hidrográficas y la deforestación de los bosques hacen su parte. Un problema cultural La situación preocupante desde lo ecológico y ambiental tiene una mirada cultural, sostiene el profesor José Javier Toro. El académico expone su argumento bajo la premisa de que todavía creemos que el cambio climático le pasa al mundo y no a nosotros. Construimos una cultura convencidos de que tenemos recursos ilimitados y que la capacidad de interactuar con los sistemas productivos nunca se va a acabar. Por tal motivo, afirma que es vital entender que Colombia está en los límites de resiliencia de sus ecosistemas y de su capacidad de interactuar con la intervención del hombre y el cambio natural. Este es un problema también político y económico, porque el impacto mayor lo recibirán las personas desfavorecidas que no tienen los recursos económicos suficientes para soportar el golpe, asegura.
Fuente: UNIMEDIOS -Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia.