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La hecatombe se puede evitar con distritos de riego

Colombia está atrasada en una política pública en materia de disponibilidad de riego.

Por: Rafael Hernández Lozano-Gerente General de Fedearroz

Para el caso del arroz, el riego es muy importante, el 60 por ciento del área sembrada se cultiva en este sistema y su producción equivale al 68 por ciento del total producido. Lastimosamente, hace más de 40 años no hay una inversión decidida y profunda por parte del Estado en esta materia.

Publicado en: Portafolio.co

El cultivo del arroz está estrechamente relacionado con el agua y su permanencia depende de las acciones que se emprendan para regular este recurso que tanto escasea actualmente en el país y el mundo. Fedearroz realizó una evaluación técnica para conocer el impacto de la sequía en la Costa norte y el Bajo Cauca y los resultados son preocupantes, ya que las siembras de arroz afectadas ascienden a 16.969 hectáreas, generando pérdidas de 30.121 millones de pesos, correspondientes únicamente a los costos incurridos en el proceso productivo. Aunque el estudio evidenció una verdadera hecatombe, hay resultados que vale rescatar, como en Fonseca y Distracción, zonas arroceras de La Guajira, donde a pesar del clima, el cultivo no se vio afectado sino en un 11 por ciento del área sembrada. ¿Cuál es la razón para esta diferencia? La respuesta es la capacidad que tiene la zona para retener el agua gracias a la presa del Distrito de Riego del río Ranchería, que ha permitido almacenar agua en épocas de excedentes y distribuirla en temporada de escasez. Esta realidad pone de manifiesto la importancia que tienen los reservorios y los distritos de riego para la locomotora agropecuaria que se ha pretendido impulsar. Múltiples estudios por parte de los analistas del sector agrícola han resaltado los beneficios que cualquier cultivo obtiene al administrar de forma eficiente y racional el agua, traducidos en la mejora de los rendimientos, fortaleciendo la seguridad alimentaria y mitigando los efectos negativos por las variaciones del clima. Para el caso del arroz, el riego es muy importante, el 60 por ciento del área sembrada se cultiva en este sistema y su producción equivale al 68 por ciento del total producido. Lastimosamente, hace más de 40 años no hay una inversión decidida y profunda por parte de Estado en esta materia, que potencializaría todas las zonas de secano, en especial en los Llanos Orientales y el Bajo Cauca, regiones productivas que han estado relegadas de este recurso. Los siguientes son los distritos de riego donde se siembra arroz en Colombia: La Doctrina y Mocarí, en Córdoba; Aracataca y Tucurinca en Magdalena; María La Baja en Bolívar; Saldaña, Riorecio, Usoguamo, Usoprado en Tolima; Usoporvenir, El Juncal y San Alfonso en Huila; Asolebrija en Sabana de Torres, Santander; Asozulia en Norte de Santander y Ranchería en La Guajira. La construcción de nuevos distritos permitiría impulsar el arroz y otros cultivos de ciclo corto como maíz, soya y algodón, que al ser alternativas de rotación, hacen parte de las recomendaciones del programa de Adopción Masiva de Tecnología (Amtec), que conduce a la disminución de costos de producción y aumento de rendimientos. La disponibilidad de agua llevaría también a fortalecer cultivos como plátano, banano y palma. Además de la construcción de nuevos distritos, debe analizarse el tipo de administración que los rige, con las reformas que sean del caso, para alcanzar una mayor eficiencia y evitar los excesos en los gastos administrativos, como sucede en la actualidad con el cobro de cuotas fijas a los usuarios por volumen de agua usada o sin usar. Colombia está atrasada en una política pública en materia de disponibilidad de riego. Ecuador ha invertido en represas y en canales de riego en el río Guayas, sin cobrar tarifas por uso del agua, sino por mantenimiento de canales, pero, además, subsidiando la energía y la gasolina en los casos en los que se requiere el bombeo. Perú, por su parte, construyó para una zona desértica como lo es Piura y Lambayeque reservorios y distritos de riego en los que hoy se siembra limón, plátano, banano, uva, espárragos, arroz, maíz, trigo, algodón, quinua, llevando al país a ser exportador. El Gobierno puede tener en las alianzas público-privadas una solución. Los recursos del cuatro por mil pueden llevar a la cristalización de proyectos como el Triángulo del Tolima, el distrito de riego del Ariari, proyectos en Casanare, represa de Corea, embalse Los Besotes, Las Golondrinas, Pachaquiaro, Guatiquía, Niata, Cinera, Brisas del Pamplonita, depresión Momposina, entre muchos otros. Es el momento de realizar una política de infraestructura de riego contundente, con la cual se logre pasar de tener el 2 por ciento del área agrícola en distritos, a un 20 por ciento como mínimo, mejorando la capacidad para aprovechar y administrar la disponibilidad de recursos hídricos. Esa inversión es la salida para no continuar con la paradoja de ver correr el agua en épocas de lluvia y llorar su ausencia en etapas de sequía.