21 de Agosto de 2021
El incremento inusitado en los inventarios desde el cierre de 2020 no se sustenta exclusivamente en el incremento de las áreas de producción y rendimientos de arroz para dicho año. Mucho menos en las importaciones, las cuales prácticamente desde el segundo semestre de 2020 no se han dado en razón al comportamiento del mercado nacional.
Es clave entender que la población colombiana está pasando por una de las coyunturas económicas más difíciles de su historia y con esto se ha enfrentado a una reducción significativa de las compras, no solo de bienes suntuarios o de servicios como los turísticos, sino también desde el punto de vista de los bienes básicos de la economía.
Solo por poner un ejemplo, utilizaremos la información presentada por el DANE en su pulso social en el que analiza el porcentaje de personas que consumían 3 comidas diarias o más antes de la pandemia y el porcentaje de quienes lo hacen durante el mes de enero de 2021 por poner un ejemplo. En este caso las cifras son contundentes. En el caso de las 23 principales ciudades, mientras que el reporte señala que el 89,3% de las familias consumían al menos 3 comidas en el hogar, en enero tan solo el 67,3% de los hogares lo hacían. Visto en el sentido contrario, antes de la pandemia 1 de cada 10 hogares no podían consumir tres comidas diarias, mientras que luego de la pandemia la ecuación se está cambiando a que 1 de cada 3 hogares no tiene ingreso suficiente para consumir tres comidas diarias.
El anterior resultado no es menor. Tan solo en el caso de estas 23 principales ciudades se encuentran 7’845.444 hogares, de los cuales antes de la pandemia 7’008.785 consumían tres comidas diarias, mientras que ahora son 5’283.104 hogares, es decir que la caída representa cerca de 1’725.681 familias. Si suponemos un promedio de 4 personas por hogar, podríamos estimar que cerca de siete millones de personas han reducido su consumo de alimentos y esto no depende de una campaña publicitaria, pues no se le puede pedir a las personas que no tienen con qué comer, literalmente, que consuman más un producto si no disponen de los medios. En ese sentido, lo que planteamos al gobierno y a las entidades regionales, es que se busquen mecanismos para que la población más pobre recupere su poder adquisitivo y mientras tanto que se continúe proveyendo a dichas familias con alimentos 100% colombianos para que garanticen su seguridad alimentaria y nutricional.